Un experimento muy fácil y muy llamativo que solo necesita tres materiales:
Un bote reciclado, una malla (de tomates por ejemplo) y palos fluorescentes.
Se corta la mallita en trocitos igual que los palitos fluorescentes y se pone todo en el bote, se cierra bien y se agita.
Apagad las luces y ¡TACHAAAAN!
Seguro que a los peques les encantará.
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